Llegado el día esperado,
después de que los sacerdotes encabezados por el willac umu hicieran una
serie de sacrificios y plegarias, incluyendo la inmolación de niños como parte
del ritual conocido como Cápac Cocha, el propio Inca Huiracocha, mi
padre, procedió a colocarme la borla
real en la cabeza, desde ese día soy: Pachacútec Yupanqui Cápac Intichuri, es
decir, "hijo del Sol que transforma el mundo".
Una vez investido como Inca mi padre fue el primero en rendirme homenaje. Bebió una olla llena
de chicha hasta dejarla vacía y luego tuvo que pedirme perdón por haber abandonado
el Cuzco en plena guerra.Pero yo, el Inca Pachacútec, respete siempre el rango de mi anciano padre y como hijo, lo ayudé a incorporarse inmediatamente.
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