Una vez dominada toda la
región de los Chancas y sus confederados, regresé al Cusco.
Pero antes me enfrenté a
los Acos dirigidos por los sinchis Ocacique y Otaguasi, señores del pueblo de
Acos, localizado a diez leguas del Cuzco.
Ahí me dieron en la
cabeza, los sobrevivientes no vivieron para contarlo. Los desterré a tierras de
Huamanga.
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