El Cusco fue la capital
de mi imperio, el ombligo del mundo. Por ello hice algunas construcciones para
mejorarlo:
Mandé canalizar los ríos
Huatanay y Tullumayo, que frecuentemente anegaba la ciudad.Mandé reedificar y ornamentar con grandes riquezas el santuario del Inticancha o recinto del Sol, desde entonces se llama Coricancha, que significa "recinto de oro".
Restauré el palacio de Pomamarca o Ciudad del Puma, y el de Patallacta.
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